Una clase es un grupo de trabajo; los alumnos y el profesor se han reunido para trabajar. Por tanto, dentro del aula, hay que rechazar todas las actitudes que impidan el trabajo de aprendizaje; tal como todos aquellos comportamientos que hacer perder tiempo a la clase (por ejemplo, la falta de puntualidad, el cortar la actividad de la clase a cada momento para hacer un comentario chistoso...), aquellas actividades que no tienen relación con los objetivos del grupo de estudio, las que dificultan o imposibilitan el trabajo en grupo (por ejemplo, hacer ruido, no tomar parte en la actividad...), las faltas de respeto a los compañeros o al profesor...

Por el contrario, debemos buscar comportamientos que favorezcan el trabajo: puntualidad, colaboración, respeto al prójimo y trabajar para lograr los objetivos del grupo.